El ayuno estratégico consiste en entrenar dejando un margen de al menos 3 horas y media de la última comida.
Realizar el ejercicio en estas condiciones, se fundamenta en la evidencia de que la capacidad física del ser humano se seleccionó como herramienta básica para procurarnos comida y que por tanto, el estado corporal óptimo para realizar actividad física es el ayuno.
Imaginemos por un momento que somos un cazador o cazadora que lucha para sobrevivir y que tenemos que pelear por conseguir sustento: ¿cuándo nos moveremos: justo después de comer un trozo de carne de un animal que hemos cazado cerca de nuestra cueva, o cuando el hambre aprieta y no encontremos nada para comer en los alrededores?
Evidentemente, cuando existe la necesidad. Cuando el cerebro se da cuenta que no existe comida en la inmediata proximidad, moviliza al cuerpo para procurarse recursos energéticos.
Profundizando en los efectos de hacer actividad física en ayunas, podemos ver que presenta las siguientes ventajas:
• Promueve la utilización de la grasa como principal sustrato energético, con la finalidad de conservar las reservas de glucógeno y minimizar la utilización de glucosa.
• Este cambio metabólico es muy interesante pues cuantitativamente la grasa es de lejos el sustrato energético que nos da más energía.
• Ayuda a desarrollar un tipo de fibra muscular con mucha flexibilidad metabólica (fibras tipo IIa), es decir, capaces de aguantar esfuerzos prolongados a la vez que realizar actividades explosivas.
• Entrena al músculo a captar la glucosa circulante en sangre sin necesidad de insulina.
• El movimiento se inicia desde el cerebro límbico o emocional (que te pide que vayas a buscar comida) produciendo un neurotransmisor llamado dopamina que te hará más tolerante a la fatiga.
Pero esto no es todo. El estrés energético causado por el ejercicio y el ayuno aumenta la expresión de proteínas reguladoras de la homeostasis energética, transmitiendo una señal celular para que mejore la captación de glucosa, aumente la oxidación de las grasas y sintetice nuevas mitocondrias (estructuras celulares que se encargan de producir la energía corporal). Estas funciones indispensables para una buena salud metabólica.
Durante el ayuno, en el tejido muscular el sustrato utilizado para producir energía cambia, y pasa a utilizar mayoritariamente grasa con la finalidad de conservar las reservas de glucógeno y minimizar la utilización de glucosa. Tras 20 horas de ayuno, en el músculo aumenta la expresión de proteínas que promueven este cambio metabólico. Actualmente, todas ellas son diana de estudio para el tratamiento y prevención de enfermedades como la obesidad o la diabetes.
Proteínas |
Función |
PDK4 |
Ahorrar glucosa. |
LPL |
Degradar triglicéridos para que puedan ser utilizados como fuente de energía. |
UCP3 |
Proteína que promueve la producción de energía en la mitocondria. |
CPT1 |
Proteína que permite oxidar grasa en la mitocondria (beta-oxidación). |
Al iniciar una práctica deportiva, tras una noche de ayuno, las reservas de glucógeno hepático se encuentran casi agotadas y las del tejido muscular ligeramente disminuidas, por lo que durante la realización de un ejercicio prolongado e intenso podría llegar a provocar una hipoglucemia. El entrenamiento en dichas condiciones energéticas induce una respuesta adaptativa que favorece la estabilidad de la glucosa en sangre, incluso cuando las reservas de glucógeno hepático se encuentran agotadas.
En la gráfica se puede observar la glucemia de dos grupos que realizaron dos test de 2 horas de duración al 65% de su VO2 máx. (intensidad situada aproximadamente entre el umbral aeróbico 50%, y el umbral anaeróbico 80% de los sujetos). Los test fueron realizados antes y después de 6 semanas de entrenamiento, un grupo en ayunas y un grupo con alta disponibilidad de hidratos de carbono. Los resultados muestran que a pesar de que los dos grupos mejoraron su homeostasis energética, el grupo que entrenó en ayunas pudo evitar que se produjera una hipoglucemia a los 120 minutos de entrenamiento.
Además, los niveles de insulina se encuentran más bajos, y los de noradrenalina más altos cuando se hace ejercicio con las reservas de glucógeno medio vacías, y por lo tanto, aumenta la degradación de tejido adiposo y mejora la utilización de la grasa como fuente de energía en los tejidos.
El ahorro en la utilización de la glucosa debe ser compensado por un aumento de la degradación de otros sustratos energéticos, principalmente los triglicéridos intramusculares. Tanto es así, que independientemente de la nutrición que se siga, a medida que mejora el estado de forma de un sujeto, su organismo por naturaleza tratará de mejorar el almacenamiento y utilización de los triglicéridos intramusculares. Entrenar en ayunas ha demostrado ser más efectivo que el entrenamiento con las reservas llenas para promover esta adaptación fisiológica. En el gráfico se puede observar una mayor depleción de las reservas de triglicéridos intramusculares en las fibras tipo I y tipo IIa, cuando se practica el ejercicio en ayunas.
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